4.5/5

EE.UU., 2016, 127 min.
Título original: La La Land.
Dirección: Damien Chazelle.
Guion: Damien Chazelle.
Elenco: Emma Stone, Ryan Gosling, John Legend, Rosemarie Dewitt, J. K: Simmons, Finn Wittrock, Sonoya Mizuno, Jessica Rothe, Jason Fuchs.

Siete Globos de Oro, ocho Critic’s Choice Awards y una decena de premios y nominaciones son las que ha cosechado ‘La La Land’, el nuevo trabajo de Damien Chazelle (‘Whiplash’), seria candidata para quedarse con la estatuilla a Mejor Película en los próximos Premios Oscar. El director, esta vez, explora de lleno el género musical para contar una historia de romance clásico, en una ciudad abierta a entregarlo todo a quien esté dispuesto a dar todo para cumplir sus sueños.

La cinta nos sitúa en Los Angeles, donde llega Mia (Emma Stone), una actriz que va de casting en casting intentando hacerse camino para llegar a convertirse en una gran actriz. Y está Sebastian (Ryan Gosling), un pianista amante del jazz más clásico, que se gana la vida tocando donde la invitación surja, cuyo sueño es abrir su propio club de Jazz. Y en medio de este escenario perfecto, ambos intentan llevar a cabo su amor en una ciudad que es testigo silencioso, donde las oportunidades no se pueden desaprovechar y los sueños de Mia y Sebastian pueden verse enfrentados de cara al destino que esperan construir juntos.

Ya en ‘Whiplash’, Chazelle mostró su devoción a la música y al jazz en particular, y en ‘La La Land’, tomando elementos del cine más clásico junto al género romántico más contemporáneo, construye una obra musical magistral donde el amor y los sueños son el eje central de su historia. Una vez más, la pasión y el deseo son los que mueven a los protagonistas en un relato, si bien de una simpleza muy tradicional, que no cede ante conclusiones facilistas; Mia y Sebastian son dos perdedores en un lugar que no da cabida al fracaso. ‘La La Land’ se convierte en un homenaje a la música y al cine, con una historia elegante, transparente y visualmente perfecta, pero por sobre todo honesta: Chazelle no pretende reinventar nada; desde la premisa del musical más clásico, juega con sus elementos para dibujar sin artificios ni agotamientos, un verdadero poema al amor y las oportunidades.

‘An American in Paris’ (1951), ‘Singin’in the Rain’ (1952), ‘The Band Wagon’ (1953), ‘Los Paraguas de Cherburgo’ (1964), ‘Las Señoritas de Rochefort’ (1967) o el propio cine mudo son sólo algunos de los títulos que se nos vienen a la cabeza tras los 120 minutos de ‘La La Land’, que encuentra en Emma Stone y en Ryan Gosling a dos magníficos intérpretes de emociones, a través de sus diálogos, sus bailes y sus canciones. La química entre ambos es innegable y, con ello, el desarrollo de sus personajes e historias de vida se conducen fácil y con buen ritmo, entre secuencias de baile callejeras y presentaciones de música en vivo. Las canciones originales compuestas por Justin Hurwitz e interpretadas por los propios Stone y Gosling transmiten cada momento, con letras de calce perfecto a las escenas, de sonidos pegajosos, estimulantes y conmovedores.

Cada plano y cada secuencia de ‘La La Land’ respira arte, trabajo, nostalgia y amor por el cine como un mecanismo que opera sin fallas, sin vacíos ni bloqueos. La fotografía de Linus Sandgren -el mismo de ‘American Hustle’ (2013) y ‘Joy’ (2015)- responde con una gama inacabable de recursos, y la intensa progresión de su hilo narrativo no dan respiro, cautivando incluso al más reacio ante dramas románticos o comedias musicales más tradicionales. Y su título no es aleatorio; el juego de palabras al que hace alusión es el corazón de una cinta que se esmera por representar los sueños de cualquiera que pretende alcanzarlos y que debe sobreponerse a todo, incluso al amor, que como una necesidad vital, nos obliga muchas veces al sacrificio y a la experiencia del dolor, ese que surge ante lo imposible, el que nace tras la promesa de un amor eterno siendo testigos de un anhelo que se contrapone a las palabras.

‘La La Land’ rompe el prejuicio de muchos, y tiene todo para convertirse en un clásico del cine y, en especial, del género. Tanto sus canciones como todo su repertorio visual y narrativo, desde su fotografía hasta su preciso guion, su magnífica dirección y las desbordantes actuaciones de Emma Stone y de Ryan Golsing ponen a ambos actores en la cima, y a Chazelle en uno de los realizadores más consagrados y exitosos del momento, con un filme indispensable, para amantes del cine, la música y, fundamentalmente, de historias muy bien contadas.

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