4.5/5

Corea del Sur, 2016, 118 min.
Título original: Train to Busan.
Dirección: Yeon Sang-ho.
Guion: Yeon Sang-ho, Park Joo-suk.
Elenco: Gong Yoo, Ma Dong-seok, Ahn So-hee, Kim Soo-an, Jung Yu-mi, Kim Eui-sung, Choi Woo-sik, Shim Eun-kyung, Choi Gwi-hwa, Jang Hyuk-jin.

«Por culpa de películas como World War Z y series como The Walking Dead, no puedo hacer una película de zombies pequeña y modesta con un mensaje sociopolítico de fondo«. Esto decía George A. Romero hace unos días respecto al fenómeno de los muertos vivientes y cómo él se ha visto afectado. Es palabra autorizada. Y aunque el padre de este formato fílmico no esté muy contento, de seguro que ‘Train to Busan’ le devolverá en algo la esperanza.

¿Cómo hacer una película de zombies y poder tomarla en serio? De eso se ha encargado últimamente la serie citada por el propio Romero entre tanta cinta donde el humor prevalece, sin embargo, este subgénero del terror gore no ha sido capaz de replicar el espíritu de las cintas de zombies de décadas pasadas, donde, a pesar de que el método no suele variar mucho y la premisa principal nunca deja de ser la supervivencia, la poca originalidad y el abuso de estereotipos han desgastado el estilo. Pero hoy tenemos a Yeon Sang-ho.

Quinta película del director surcoreano, la primera de acción real. De sus cuatro cintas de animación que la preceden, es precisamente la anterior, ‘Seoul Station’ (2016), la que sirve de inspiración para ‘Train to Busan’, donde el argumento es prácticamente el mismo. Ahora, un desastroso virus se expande por Corea del Sur, provocando importantes altercados, en donde los pasajeros de uno de los trenes KTX que viaja de Seúl a Busan tienen que luchar por su supervivencia. Llegado a este punto, puede sonar absurdo lo siguiente, pero ‘Train to Busan’ no es precisamente una película de zombies.

Seok Woo (Gong Yoo) es un gerente financiero superficial, trabajólico y pésimo padre para Soo-an (Kim Soo-an). Por ello es que decide viajar junto a ella a Busan en el día de su cumpleaños, sin embargo, el viaje se convierte en una total pesadilla, donde en cada minuto su vida va corriendo peligro ante la amenaza de una infección masiva que convierte de forma automática a cualquiera que sea mordido, en un muerto viviente sediento de carne, en medio de la vorágine de una ciudad superpoblada como Seúl. ‘Train to Busan’ se centra en ambos personajes y, desde ahí, desarrolla quizás una de las historias de amor paternal más poderosas y convincentes del cine comercial moderno: una fábula de supervivencia, del nacimiento de un padre, de crecimiento personal tanto para él como para su hija, de cómo un hombre comprende que su rol en la sociedad es mucho más que el resultado de su trabajo, de reconocer en la sonrisa de su hija que su vida nunca estuvo tan completa.

De fondo, la manada de zombies que atiborran la pantalla durante todo el metraje no son más que el medio, la frontera que nos sumerge en la ficción, pero que de manera críptica esconden todos los miedos y fantasmas de Seok Woo, toda la infancia perdida lejos de su padre de Soo-an. Además, la concepción y evolución de los infectados están muy lejos de las risas del espectador, siendo estos capaces de generar un terror real que traspasa la pantalla. El hecho de no profundizar en el origen del virus también es un gran acierto y reafirma la intención del director a la hora de darle prioridad al verdadero hilo narrativo. Pero ningún mensaje sería suficiente sin el trabajo experto de efectos especiales, el gran tratamiento de la historia, la conmovedora música incidental y el sobresaliente trabajo actoral, tanto de protagónicos como de secundarios, en donde cada uno permite identificarnos con su comportamiento y evaluar nuestra postura ante cada uno de los sucesos, donde sin duda la pequeña Kim Soo-an se roba la pantalla.

Train to Busan’ demuestra que, aunque parezca una paradoja, el sub género zombie no está muerto, sólo hacen falta buenas ideas y espectadores que nunca dejen de creer.

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