4.5/5

EE.UU., 2016, 113 min.
Título original: Moana.
Dirección: Ron Clements, John Musker y Don Hall.
Guion: Jared Bush, Ron Clements y John Musker.
Voces: Auli’i Cravalho, Dwayne Johnson, Rachel House, Temuera Morrison, Jemaine Clement, Alan Tudyk, Nicole Scherzinger, Oscar Kightley.

Desde la adquisición definitiva de Pixar por parte de Disney, esta se convirtió en su principal fábrica de éxitos de taquilla para la marca del Ratón Mickey. Sin embargo, Walt Disney Animation Studios ha sido capaz esta última década de posicionar sus películas en los primeros lugares casi a la par de Pixar Studios. Con ‘Wreck-It Ralph’ el 2012 y luego ‘Frozen’ (2013), ‘Big Hero 6’ (2014) y ‘Zootopia’ (2016), las expectativas eran altas con ‘Moana’, y así lo señalaba la crítica previo a su estreno.

Dirigida por los mismos genios de ‘La Sirenita’ (1989) y ‘Aladdin’ (1992), ‘Moana’ nos sitúa en la isla Motunui, donde una niña de 16 años, hija del jefe de una comunidad de navegantes por naturaleza, motivada por la sabiduría ancestral de su abuela, comienza una travesía junto a Maui, un semidios que hace 2000 años le robó el corazón a la isla, que está trayendo como consecuencia la inminente muerte de toda la naturaleza.

No es difícil saber lo que uno se espera al ver este tipo de películas, fabricadas con minucioso detalle en lo técnico y preocupadas de establecer cánones valóricos, que terminan apelando a nuestro humor y emotividad para entregar un mensaje claro, conmover y entretener a través de él. Sin embargo, muchas veces la fórmula no está lo suficientemente bien ejecutada y, cuando una pata cojea, la mesa nunca logra estabilizarse. En este caso, ‘Moana’ consigue con un relato simple, pocos personajes pero entrañables al máximo, un diseño de arte sobrio pero muy realista y tres canciones impresionantes, convertirla en una de las mejores películas de animación de los últimos años y, probablemente, de la marca Disney.

Inspirada e interpretada vocalmente por la joven debutante hawaiana Auli’i Cravalho, la pequeña Moana reúne tanto inocencia como una ansiedad obstinada por llevar a cabo sus sueños, aunque eso signifique tomar una decisión que su padre no comparta. Esto, factor clave para convencer tanto al espectador infantil como al otro, con un personaje carismático, puro y transparente, generosa con su familia y apegada a lo espiritual muy lejos de cualquier artificio material; todo esto sin abusar del melodrama ni de una candidez empalagosa que podría haber ensuciado las motivaciones del personaje principal y, con ello, a la historia. El concepto de princesa hoy da paso a una heroína polinésica que se desmarca de ese machismo mal construido por la industria, ahora empoderada, libre y resiliente.

El resto de los personajes también son parte de esta excelente construcción, donde destaca la abuela de Moana, su voz interior y guía espiritual; Maui, el semidios compañero de aventuras; y Shiny, el cangrejo, uno de los antagonistas, quizás el único gran personaje que termina siendo desaprovechado por su poco tiempo en pantalla y del que se podría haber originado una historia potente gracias a su imponente presencia.

Añadir algo sobre el acabado trabajo de dibujo, fotografía y digitalización sería a estas alturas un pleonasmo entre los trabajos de animación de Disney, aunque esta vez nos sorprendimos con recursos técnicos del live action que pocas veces estamos acostumbrados a ver en la animación: el desenfoque, primeros planos, el trabajo espacial fuera de campo y panorámicas sublimes que, si nuestro ojo no está preparado, podemos llegar a confundirlo con la realidad.

Finalmente, el tercer eslabón que, para gusto de quien escribe, es la última piedra angular para convertir a ‘Moana’ en una obra de animación muy cercana a la perfección, es su banda sonora y, en particular, los tres temas que se incluyen al interior de la cinta: “How far I’ll Go”, “You’re Welcome” y “Shiny”, interpretados por Auli’i Cravalho, Dwayne Johnson y Jemaine Clement, respectivamente; tres canciones de un ritmo encantador, con estribillos pegajosos y todos muy bien incorporados al desarrollo del arco dramático que propone la cinta. Llama la atención que tanto en su versión original como en la doblada, las canciones no pierden fuerza, e incluso llegando a ser mucho más efectivas en sus versiones en español.

‘Moana’ nunca intenta ponernos en jaque respecto a nuestro juicio sobre el valor de la familia, de la amistad, del coraje o de las convicciones; simplemente desarrolla una historia -si bien de tintes legendarios- con la simpleza que a Disney lo caracteriza, la que nos invita desde el primer minuto a formar parte de ella y, al igual que Moana, ser uno con la inmensidad del mar que inunda la cinta, y testigos de un nuevo triunfo de Disney.

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