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EE.UU., 2020, 113 min.
Título original: Project Power.
Dirección: Henry Joost y Ariel Schulman.
Guion: Mattson Tomlin.
Elenco: Jamie Foxx, Joseph Gordon-Levitt, Dominique Fishback, Machine Gun Kelly, Jim Klock, Rodrigo Santoro, Mike Seal, Courtney B. Vance, Amy Landecker, Azhar Khan.

Uno de los últimos estrenos de Netflix Latinoamérica tiene como título ‘Proyecto Power’, un nuevo filme de acción blockbuster, dirigido por la dupla de Henry Joost y Ariel Schulman, los mismos detrás de ‘Viral’ (2016) y ‘Nerve’ (2016), ambas con regulares resultados de crítica y audiencia.

Una nueva y misteriosa droga amenaza a Nueva Orleans, su nombre es Power y otorga poderes sobrehumanos durante cinco minutos a quien la consuma. Art, (Jamie Foxx), un ex soldado, se une a Frank, un policía (Joseph Gordon-Levitt), y a Robin (Dominique Fishback), una adolescente traficante de la droga, para descubrir quién está detrás de su distribución y desbaratar el negocio.

El gigante del streaming vuelve a apostar por una producción sin demasiado contenido, poniendo el ojo en su plástica visual, la entretención y los efectos especiales. Y es que en tiempos de Pandemia, a nadie le viene mal un poco de distracción fácil y efectiva, sin embargo, la película pierde una gran oportunidad por desarrollar una temática mainstream como lo es la de los superhéroes, dándole alguna vuelta o explorando aristas más allá de un martillo nórdico o un extraterrestre protector del planeta Tierra, como muy bien lo hacen series como ‘Heroes’, ‘Misfits’ o la más reciente ‘The Boys’.

La falta de experiencia en el género por parte de la dupla Joost/Schulman es evidente, y su título esconde quizás el único resabio de ingenio, al proponer la dicotomía de la palabra “poder” en la cinta: el poder personal adquirido, como herramienta de placer y abstracción, frente al poder social, el dominio de masas, el éxito económico, la autoridad mal entendida. Pero la historia poco se esmera en marcar dicha diferencia, presentando una historia plana, llena de personajes tópicos que actúan sin premeditación porque siempre habrá alguna conveniencia de guion que pueda salvar la situación.

Jamie Foxx cumple, como siempre lo hace en este tipo de papeles, siendo el único personaje del cual llegamos a conocer algo más de lo que se nos muestra, con un perfil psicológico que alcanza para entenderlo y reconocerlo como la piedra angular de una historia sin subtramas y sin ninguna exigencia. De lo poco, destaca Dominique Fishback (‘The Deuce’), quien a su corta edad consigue los pocos grandes momentos de la cinta en términos de ingenio, humor y estoicismo. Gordon-Levitt vuelve a hacer de Gordon-Levitt, tal como en ‘Looper’ (2012) y ‘The Dark Knight Rises’ (2012).

Si bien destaca su ritmo y los excelentes efectos visuales, las escenas de acción quedan al debe en términos de cámara, montaje e iluminación, siendo esto pieza clave para el éxito de la cinta; además, su arco argumental es completamente previsible, y la falta de villanos con carácter y sin ningún grado de desarrollo hacen del conflicto una simple anécdota que, tarde o temprano, con mayor o menor éxito, se debiese resolver.

La exitosa narrativa de las cintas sobre poderes al límite de la ficción queda en deuda con una cinta que desaprovecha tanto su potencial como su reparto, que no es capaz de encontrar la fórmula del equilibrio, y que recicla elementos en una historia mal contada, donde ni siquiera el drama subyacente nos logra conquistar.

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