2.5/5

EE.UU., 2016, 123 min.
Título original: Jason Bourne.
Dirección: Paul Greengrass.
Guion: Paul Greengrass, Christopher Rouse, Matt Damon. Personajes: Robert Ludlum.
Elenco: Matt Damon, Alicia Vikander, Julia Stiles, Tommy Lee Jones, Vincent Cassel, Ato Essandoh, Riz Ahmed, Scott Shepherd, Bill Camp, Vinzenz Kiefer.

Jason Bourne ha recuperado su memoria, pero eso no significa que el más letal agente de los cuerpos de élite de la CIA lo sepa todo. Han pasado doce años desde la última vez que Bourne estuviera operando en las sombras. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? Todavía le quedan muchas preguntas por responder. En medio de un mundo convulso, azotado por la crisis económica y el colapso financiero, la guerra cibernética, y en el que varias organizaciones secretas luchan por el poder, Jason Bourne vuelve a surgir, de forma inesperada, en un momento en que el mundo se enfrenta a una inestabilidad sin precedentes. Desde un lugar oscuro y torturado, Bourne reanudará la búsqueda de respuestas sobre su pasado.

Nueve años tuvieron que pasar para una nueva secuela de la trilogía original de uno de los agentes secretos más famosos del cine de las últimas décadas. Relevando al mítico James Bond y con la astucia de Jack Bauer, la famosa sigla JB vuelve a la pantalla con la cuarta parte (aunque quinta película) de las aventuras de Jason Bourne, basadas en la creación literaria de Robert Ludlum.

Paul Greengrass (‘United 93’, ‘Captain Phillips’), quien dirigiera las dos partes anteriores, vuelve a ponerse tras la cámara en esta cinta titulada simplemente ‘Jason Bourne’, donde vemos el regreso del agente Bourne (Matt Damon) casi por motivos obligados: tras doce años, su memoria comienza a trabajar y, con la ayuda de Nicky Parsons (Julia Stiles) intentará hacer pagar a quienes lo convirtieron en un peligroso espía, en medio de un acuerdo entre la CIA y una empresa privada de telecomunicaciones que amenaza la seguridad del país.

Tras una intensa ‘The Bourne Identity’ (2002), la espectacular secuela ‘The Bourne Supremacy’ (2004) y la oscarizada y brillante colección de secuencias de acción de The Bourne Ultimatum’ (2007), tenemos esta cuarta parte y secuela directa de la última mencionada, que repite a la perfección la fórmula: un agente implacable, certero y muy humano; un villano al que dar alcance; una mujer que apuesta por él; y una dosis incontrolable de acción, tensión, decisiones inteligentes y policías nacionales inútiles frente a la capacidad del Centro de Inteligencia norteamericano. Todo esto abrazado a una historia que le pueda dar sentido a los personajes la necesidad de correr, golpear y disparar. Esto nos asegura dos horas de adrenalina pura: un deleite para quienes buscan en la sala de cine un rato para comer y olvidarse del trabajo.

Greengrass ha demostrado no sólo con esta saga sino también con ‘Bloody Sunday’ (2002), ‘The Green Zone’ (2010) y ‘Captain Phillips’ (2013), ser una genialidad dentro del género: dominar la atmósfera y los momentos dentro de sus filmes de manera brillante y tener siempre la lucidez que le permite darle un equilibrio a su fotografía, su banda sonora y su trabajo de montaje, pieza fundamental en todos sus trabajos. En esta ocasión, también tenemos a cinco intérpretes gigantes que se encargan de armar esta poción mágica que nunca podrá fallarle al bolsillo de las grandes productoras: Matt Damon (‘The Martian’), Tommy Lee Jones, (‘No Country for old Men’), Alicia Vikander (‘The Danish Girl’) y Vincent Cassel (‘Black Swan’) no necesitan presentaciones ni tampoco excusas para no cumplir con lo que prometen, y con ellos gana mucho la película. La soltura y la evolución de sus personajes se plasman en pantalla con facilidad y no necesitamos de mucho esfuerzo para que, como espectadores, podamos entender y aferrarnos de cada una de sus intenciones. ¿Todo esto convierte a ‘Jason Bourne’ en la película perfecta?

Para mala suerte de Greengrass, y a pesar del asegurado éxito que esta nueva parte de la saga le dará y que el público premiará con millones de dólares en recaudación, hay un nombre que resulta clave para que ‘Jason Bourne’ no se acerque ni a la mitad de algunas de sus predecesoras; este nombre es Tony Gilroy, guionista de las tres cintas iniciales de la franquicia y guionista/director de ese gran spin-off llamado ‘The Bourne Legacy’ de 2012 (para algunos, la cuarta parte de la saga) que, en esta ocasión, no se puso detrás del guion, quedando a cargo del propio Greengrass junto al propio Matt Damon, lo que impacta negativa y ostensiblemente en el resultado final. Y es que toda la versatilidad, los giros, la exactitud de los momentos dentro de la cinta a lo largo de su narrativa y los diálogos precisos e inteligentes; acá dan paso a una historia plana, sin personajes que se sumen a los tres secundarios que puedan darle un matiz a la historia, donde el arco argumental del personaje principal no se ve favorecido ni perjudicado, y donde la previsibilidad es el sinónimo perfecto para una película que nos hace dudar si su existencia finalmente era o no necesaria.

Lo atractivo de la historia y la manera en cómo esta era llevada a lo largo de las películas de la franquicia era precisamente lo que hacía que Jason Bourne no sea sólo una saga más de acción y persecuciones injustificadas, sino un producto -aunque taquillero y efectista- retornable, inteligente y con unos personajes al servicio de una interesante historia detrás, y no al revés. Y eso es precisamente lo que hizo Greengrass: dar la vuelta, pensar poco y dirigir mucho. Y con eso no basta.

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