2.5/5

EE.UU., 2021, 134 min.
Título original: Cruella.
Dirección: Craig Gillespie.
Guion: Dana Fox, Tony McNamara. Historia: Aline Brosh McKenna, Kelly Marcel, Steve Zissis. Novela: Dodie Smith.
Elenco: Cate Blanchett, Nina Hoss, Noémie Merlant, Mark Strong, Sam Douglas.

Basado en el personaje de la novela infantil “The Hundred and One Dalmatians” de Dodie Smith de 1956 e inspirado principalmente en el personaje de Gleen Close en la adaptación de acción real ‘101 Dálmatas’ de 1996, Craig Gillespie (‘I, Tonya’) dirige esta adaptación del origen de una de las villanas más famosas de Disney: Cruella De Vil.

En Londres en los años 70, una pequeña y rebelde niña llamada Estella (Tipper Seifert-Cleveland) queda huérfana, convirtiéndose en ladrona y creciendo en la calle junto a dos niños que se convierten en su nueva familia. Ya de grande (Emma Stone), decide cobrar venganza por la muerte de su madre y destronar a la Baronesa (Emma Thompson), la principal referente de la moda en el West End de Londres, mientras surge en ella Cruella, su alterego lleno de maldad.

Producida por la propia Gleen Close, quien interpretara a Cruella de Vil en la cinta de 1996 y que consiguiera en su momento mayor éxito incluso que el personaje animado, la cinta funciona como precuela de dicha historia, explicando el verdadero origen y las razones que llevaron a Estella en convertirse en Cruella, su pasado familiar y su gran virtuosismo para la moda. Gillespie nos sitúa en un Londres oscuro, entre elegantes palacios que contrastan con la vida suburbial y dominado por la rebeldía punk de la época, para llevar un relato contado con voz en off durante gran parte de la cinta por la propia protagonista. Esto inmediatamente le otorga una atmósfera autobiográfica, en búsqueda de la práctica de la humanización del villano, tal como lo viéramos con el Joker o Harley Quinn, sin embargo, no se atreve a cruzar los límites, manteniendo al personaje principal en una constante indefinición moral, desaprovechando la doble personalidad de Estella/Cruella, en un evidente problema de adaptación literaria.

Es claro que la historia de vida llevó a Estella a convertirse en una suerte de Harley Quinn victoriana, una mujer despiadada y sin corazón, pero el relato no es capaz de darle definición y profundidad a ninguna de sus dos versiones, cayendo así el guion en constantes contradicciones narrativas o comportamientos que no dejan claro si Estella/Cruella es realmente una villana o una heroína, o si es o no una mujer dispuesta a sacrificarlo todo, o si es o no siempre consciente de su dualidad (clínica?). Probablemente una cinta animada es capaz de esconder estas diferencias, pero cuando la acción real intenta convencernos de algo, incluso tratándose de un relato de origen infantil, esta debe ser al menos consistente con sus propias reglas.

Aunque es la definición del personaje su principal debilidad, gana dos brillantes interpretaciones, tanto por parte de Emma Stone (‘La La Land’) como de Emma Thompson (‘Sense and Sensibility’), donde la primera se luce en un inglés británico impecable, mientras que la segunda consigue lo más difícil, ser la villana de la peor villana, en un personaje imposible de no odiar.

Excelentemente ambientada, con un trabajo de diseño de vestuario impresionante al cual difícilmente le puedan quitar el Oscar, y con una banda sonora que incluye títulos como “Time of the Season” de The Zombies, “Stone Cold Crazy” de Queen, “Should I Stay or should I go” de The Clash, y la siempre efectiva “One way or another” de Blondie, la cinta funciona como un efectivo entretenimiento repleto de referencias a la historia de la moda, con una marca de agua de Disney que, por primera vez, intentó desmarcarse de la perfección valórica con un relato promovido como “adulto” y “oscuro”, donde abunda la crudeza y la maldad profunda, pero que es adulto solo cuando le conviene. Sin aportarle demasiado a la franquicia dálmata, al menos su forma y estética pueden invitar a su visionado. Disponible en Disney+.

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